Entre las aguas espesas, llenas de fango, pesados… ellos esperan.
Con los pies mojados, las rodillas flexionadas, los músculos tensionados… ellos acechan.
Los ojos vacíos de emociones, las piernas preparadas, los puños apretados… ellos observan.
En la densidad de la noche, el sonido de su respiración se mezcla con el viento, el olor de sus cuerpos se mezcla con la tierra… y ellos se preparan.
Son el asesino perfecto, que nunca duda ni pierde a su presa, son el espejo de la noche, invisibles. Antes de que la agitación se calme, ellos han hecho su trabajo. Muchos se preguntan qué son y de dónde han salido, mientras ellos desaparecen en silencio.
¿Alguna vez has sentido que el universo se transforma a tu alrededor? ¿Nunca te dijiste "Muy bueno todo... pero donde estoy"? ¿Donde te pensás que estaban los guionistas de la dimensión desconocida? Elaboraciones de una mente que bien pudo haberse ido a dormir, pero no lo hizo.
Mostrando entradas con la etiqueta relato breve. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta relato breve. Mostrar todas las entradas
martes, 14 de junio de 2011
viernes, 3 de diciembre de 2010
Mariano y su rectángulo.
Mariano tenía un rectángulo y se sentía el rey del mundo. Nadie lo entendía, nadie lo envidiaba. El sostenía su rectángulo, lo sacaba a pasear, le cantaba canciones y lo llevaba a navegar. El rectángulo era su amigo y se lo entregaba todo. El rectángulo lo cuidaba y mantenía la integridad de su alma inmortal. Le cantaba más seguido la canción del manzanal.
Mariano miraba por la ventana y pensaba en las estrellas… Se preguntaba si la distribución del cosmos habría sido obra de un ingeniero o de un poeta. Compró un banquito especial para que el rectángulo, su amigo, no tuviese que estirar el cuello cuando se sentaba en la mesa. Su comida favorita eran los espárragos, su pasión el violoncello. Su peinado era un desastre, su pecado: la soberbia. Cincuenta estrellas contó Mariano, el firmamento de noche le cautivaba. Para él, el mundo era un puñal frío, que entra y sale de las tripas de los humanos sin dejar cicatrices, pero abandonando su temperatura en el interior de sus víctimas.
El rectángulo lo cuidaba, se preocupaba por él. Sufría con su dolor y gozaba con su dicha. Él lo sostenía y lo sacaba a pasear. Nadie lo entendía, nadie lo envidiaba.
Mariano miraba por la ventana y pensaba en las estrellas… Se preguntaba si la distribución del cosmos habría sido obra de un ingeniero o de un poeta. Compró un banquito especial para que el rectángulo, su amigo, no tuviese que estirar el cuello cuando se sentaba en la mesa. Su comida favorita eran los espárragos, su pasión el violoncello. Su peinado era un desastre, su pecado: la soberbia. Cincuenta estrellas contó Mariano, el firmamento de noche le cautivaba. Para él, el mundo era un puñal frío, que entra y sale de las tripas de los humanos sin dejar cicatrices, pero abandonando su temperatura en el interior de sus víctimas.
El rectángulo lo cuidaba, se preocupaba por él. Sufría con su dolor y gozaba con su dicha. Él lo sostenía y lo sacaba a pasear. Nadie lo entendía, nadie lo envidiaba.
jueves, 4 de noviembre de 2010
She holds the world
She grabs the earth with her hands, buries the root of a small plant,
wipes the sweat from her forehead with her arm. She smiles, her face is
covered in mud; her smile, in blessings. She stands up; her back is
strong, her waist slim and limbered. She turns around and everything
in the field seems to follow her movement. She walks slowly through
the weeds, her hair is an answer to the air's request for
companionship, the ground wishes she would stay still to feel her
small feet over the grass, but she doesn't. She dances without even
noticing. She's getting closer to dreaming, the wind plays the tune of
her heart. No sorrow hides the horizon, no pain finds a way through
her sigh, she's looking beyond time and distance, she's holding the
world in her hands.
wipes the sweat from her forehead with her arm. She smiles, her face is
covered in mud; her smile, in blessings. She stands up; her back is
strong, her waist slim and limbered. She turns around and everything
in the field seems to follow her movement. She walks slowly through
the weeds, her hair is an answer to the air's request for
companionship, the ground wishes she would stay still to feel her
small feet over the grass, but she doesn't. She dances without even
noticing. She's getting closer to dreaming, the wind plays the tune of
her heart. No sorrow hides the horizon, no pain finds a way through
her sigh, she's looking beyond time and distance, she's holding the
world in her hands.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)