El bosque tiene una identidad, bajo las copas de los árboles se siente otra humedad, otro clima, los sonidos se escuchan de otra manera e inclusive, el bosque tiene su propia voz, su propia forma de hacer sonar el viento.
No se lo llega a distinguir porque lo hace muy lentamente, pero el bosque se mueve, los árboles no solo se mecen, si no que se trasladan, razón por la cual hasta el más conocedor puede llegar a perderse en la espesura del bosque.
El suelo del bosque es lo que el mismo necesita, a veces cubrir las raíces de sus árboles con hojas y ramas, otras dejarlas a la intemperie del cielo y sus copas, para que beban el agua y sientan el aire. El bosque se llena de musgo si es que así lo desea y solo dejará habitar entre sus árboles a los animales que él decida. Así y todo la energía del bosque puede ser rápidamente desecha, no porque sea de diferente naturaleza que la del hombre, de hecho provienen del mismo lugar, de la misma luz. Si no porque el bosque tiene una nobleza, una compasión y un honor, que el hombre no se preocupa en cultivar. De esa manera el bosque sucumbe ante las atroces faltas y desconsideraciones del hombre y muere con orgullo habiendo sido fiel a su naturaleza, durante el transcurso de toda su vida. Que es mucho más de lo que pueden decir la mayoría de los hombres.
1 comentario:
Sabio es el bosque, siempre con mucho respeto
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