Entre las aguas espesas, llenas de fango, pesados… ellos esperan.
Con los pies mojados, las rodillas flexionadas, los músculos tensionados… ellos acechan.
Los ojos vacíos de emociones, las piernas preparadas, los puños apretados… ellos observan.
En la densidad de la noche, el sonido de su respiración se mezcla con el viento, el olor de sus cuerpos se mezcla con la tierra… y ellos se preparan.
Son el asesino perfecto, que nunca duda ni pierde a su presa, son el espejo de la noche, invisibles. Antes de que la agitación se calme, ellos han hecho su trabajo. Muchos se preguntan qué son y de dónde han salido, mientras ellos desaparecen en silencio.
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